Te comería hasta quedar sin respiración pero veo que
jamás me saciaría ante semejante belleza. Te bebería hasta secar el lago en el
que habitas; no me mires así que me duele. Me duelen tus puntas afiladas, bien
trazadas de nieve. Gracias a las nubes imagino tu cima opaca erigida ante mí y
yo me entrego a su grandeza. El hambre aprieta mi tripa y los pájaros piden lo
que les corresponde; a cambio de comida, ellos dormirán: mi estomago callará
manso. Entonces tú me regalas el aliño del plato estrella vestido de azul y
plomo, te preparas para ser devorada por mí, que tanto te amo, toda, única. Mi
querida madre tierra… y mar. Cielo… y montaña.
La camara de escribir blogean argitaraturiko istorioa
Argazkia:Annick Galimont.
goseak akatzeko primerakoa!
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